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- الأزمة السياسية البوليفية 2019 أو الأزمة البوليفية التي أعقبت الانتخابات في عام 2019 أو الربيع البوليفي هي أزمة سياسية بدأت بمظاهرات حاشدة في 20 أكتوبر، بعد نشر النتائج الأولى للانتخابات العامة في نفس الشهر، والتي حققت فوز الرئيس المنتهية ولايته إيفو موراليس في الجولة الأولى. تجمع المتظاهرون أمام فندق راديسون السابق في لاباز، حيث تم إجراء فرز للأصوات. دعا مرشح المعارضة كارلوس ميسا أنصاره للاجتماع للتحقق من عدم وجود تزوير انتخابي، ملمحًا إلى أن المحكمة الانتخابية دافعت على حزب الحركة نحو الاشتراكية والرئيس المنتخب إيفو موراليس لمحاولة التأكد من عدم وجود جولة ثانية في الانتخابات العامة. بعد أكثر من 24 ساعة، قامت المحكمة الانتخابية العليا للهيئة الانتخابية المتعددة القوميات (OEP) بتحديث البيانات من الفرز الأول بإعلانها فوزًا محدودًا بأغلبية ضئيلة لموراليس، وأبطلت مرة أخرى عدم ضرورة وجود الجولة الثانية. خرج أنصار المرشحين الأكثر احتمالاً لخوض الانتخابات، إيفو موراليس وكارلوس ميسا، في مواجهة في الشارع. قاد مرشح يمين الوسط ميسا، قطاع الجامعات وأعضاء التحالف الانتخابي لمجتمع المواطن فيما قاد أحزاب المعارضة، ولا سيما جماعة اليمين المتطرف اللجنة المدنية الموالية لسانتا كروز بقيادة لويس فرناندو كاماتشو، المطالبة بفز جديد للأصوات، واستقالة سلطات الهيئة الانتخابية المتعددة القوميات، وجولة ثانية واحترام القرار الشعبي الذي يتجلى في الاستفتاء الذي أجري في 21 فبراير 2016، والذي رفض بموجبه ٪51.3 من المشاركين السماح بإعادة انتخاب السلطات مرتين على التوالي. في 10 نوفمبر، أعلن الرئيس إيفو موراليس تنظيم انتخابات عامة جديدة مع هيئة انتخابية جديدة. لكن في وقت لاحق من اليوم، أعلن استقالته ثم استقالة النائب الأول لرئيسه ألفارو غارسيا لينيرا ورئيس مجلس الشيوخ أدريانا سالفاتيرا تحت ضغط من الجيش والشرطة. في اليوم الموالي، أكدت المكسيك أن إيفو موراليس قد قبل اللجوء السياسي الذي عرضه عليه الرئيس أندريس مانويل لوبيس أوبرادور في غضون ساعات من استقالته. (ar)
- A political crisis occurred in Bolivia on 10 November 2019, after 21 days of civil protests following the disputed 2019 Bolivian general election in which incumbent President Evo Morales was initially declared the winner. The elections took place after a referendum to amend the Bolivian constitution, which limits the number of terms to two, was rejected in 2016, but the Supreme Court of Justice ruled that all public offices would have no term limits despite what was established in the constitution and allowing Evo Morales to run for a fourth term. An audit by the Organization of American States (OAS), which released a full report afterwards, concluded that significant irregularities happened during the electoral process. Observers from the European Union released a report with similar findings and conclusions as the OAS. The military and the police of Bolivia, along with the Bolivian Workers' Center (COB), recommended President Evo Morales to resign. He did, accompanied by other resignations by high-level politicians throughout the day, some citing fears for the safety of their families. The government of Mexico offered political asylum to Morales the following day, which Morales accepted a day afterwards. The second vice president of the Senate, opposition senator Jeanine Áñez, assumed the role of president on 12 November. This was not without controversy, as her initial appointment was made during a brief legislative session that lacked quorum, due to a boycott by Morales's party, Movement for Socialism (Movimiento al Socialismo; MAS). Bolivia's Plurinational Constitutional Tribunal then endorsed Áñez's assumption of the presidency, and the MAS ruling party returned most members to both chambers, with some assuming key positions such as Leader of the Senate. They also committed to working with the interim government towards new elections. In addition to the controversy around her appointment, Áñez's government began a campaign against Morales's supporters. Newly appointed Interior Minister Arturo Murillo vowed to pursue members of Morales's administration and Áñez's government charged Morales with "terrorism and sedition". Áñez introduced Christian religious symbols into state procedures, a move perceived by The New York Times as directly related to Morales's 14 years of support for Indigenous culture. Morales called for the Bolivian people to reject the leadership of Áñez. He and his supporters argued that the event was a coup d'état. International politicians, scholars and journalists were divided between describing the event as a coup or popular uprising. The Bolivian Congress, with the majority being members of Morales's MAS party, unanimously approved a bill on 23 November 2019 that annulled the results of 20 October election, allowed for new elections and prevented Evo Morales from participating in the new elections. The bill was signed into law the next day by president Áñez. The unrest would ultimately lead to the Senkata and the Sacaba massacres. On 4 December 2019, the OAS released its final report related to 20 October election, detailing what they called "deliberate" and "malicious" tactics to rig that election in favor of President Morales. Analysis by the progressive, left-leaning US thinktank Center for Economic and Policy Research rejected the OAS statistical analysis of election data, arguing that a basic coding error resulted in inexplicable changes in trend. In August 2021, a report commissioned by the OAS and carried out by independent human rights experts concluded that the Añez government's path to power came with "irregularities" and serious human rights abuses by security forces. In June 2022, the Bolivian courts convicted Áñez for charges committed during the political crisis. She was sentenced to ten years in prison. (en)
- La crisis política en Bolivia de 2019 se produjo del 10 al 20 de noviembre de dicho año después de 21 días de protestas contra el gobierno del presidente Evo Morales, a quien múltiples sectores de la población acusaban de haber cometido fraude electoral en las elecciones generales de octubre. Las elecciones fueron precedidas por un referéndum constitucional en 2016 sobre un proyecto de modificación constitucional que le permitiría al presidente Evo Morales ser reelecto, la cual fue rechazada. El 28 de noviembre de 2017 el Tribunal Constitucional Plurinacional falló a favor una reelección indefinida, autorizando a Morales para volver a postularse como candidatos en las elecciones generales de 2019. Evo Morales había anunciado por la mañana del día 10 de noviembre un llamado a nuevas elecciones, en virtud de las irregularidades denunciadas por la OEA al proceso electoral. Horas más tarde, la Central Obrera Boliviana, el sector más fuerte que apoyaba al gobierno de Morales, ante la convulsión que azotaba al país, le pidió que renunciara en caso de ser necesario, viéndose así el gobierno privado de su mayor apoyo político. Además, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas le sugirió también su renuncia, acción que el presidente anunció casi de inmediato, pero que ya había decidido un día antes. A la par renunciaron el vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, y el presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, entre muchos otros funcionarios del MAS, incluidos a varios gobernadores de algunos departamentos, quienes citaron temor por su seguridad o la de sus familias. Existen desacuerdos sobre la forma en que debe nombrarse a este episodio. Apoyaron la idea de definirlo como un golpe de Estado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; el entonces presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez; el entonces vicepresidente de España, Pablo Iglesias Turrión; el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el Poder Legislativo de ese país; el entonces diputado y actual presidente de Chile, Gabriel Boric, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega; el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, y las Cancillerías de Rusia e Irán , entre otras. Coinciden en esta definición diversos expresidentes como Ollanta Humala de Perú, Lula da Silva de Brasil, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Ernesto Samper de Colombia, José Luis Rodríguez Zapatero de España, y José Mujica de Uruguay. También concuerdan algunos politólogos, como Steven Levitsky (Universidad de Harvard), María Victoria Murillo (Universidad de Columbia), Andrés Malamud (Universidad de Lisboa), Juan Negri (Universidad de San Martín). El Parlamento del Mercosur en tanto habló de «golpe cívico-militar» para referirse a lo ocurrido en Bolivia. Otra parte de los análisis políticos han rechazado la calificación de golpe de Estado, argumentando que fueron más bien las denuncias de fraude electoral fueron las que precipitaron la dimisión de Morales, y que la insurrección fue de carácter popular en respuesta a tal escenario, avivadas por la represión que suscitó el propio Morales. Manifestaron este rechazo el candidato presidencial Carlos Mesa y la oposición boliviana, el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, el gobierno de Brasil a través de su presidente Jair Bolsonaro, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien indicó, en contrarrespuesta, que «en Bolivia hubo un golpe de Estado cuando Evo Morales cometió fraude electoral». El entonces canciller de Argentina, Jorge Faurie, declaró públicamente el 11 de noviembre que «hay un vacío de poder» y que «no están los elementos para describir esto como un Golpe de Estado». Al respecto, la Organización de los Estados Americanos, a través de 15 de sus miembros (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela de Juan Guaidó), evitaron calificar de golpe lo sucedido en Bolivia, y la Unión Europea, a través de una votación en la Eurocámara, rechazaron llamarle golpe de Estado, con resultado de 234 votos en contra, 41 a favor y 88 abstenciones. También algunos politólogos, como Eduardo Gamarra (Universidad de Pittsburgh), Escribà Folch (Universidad Pompeu Fabra) y Fabián Harari (Universidad de Buenos Aires), señalan que no hubo golpe. El 11 de noviembre el canciller de México Marcelo Ebrard, en nombre del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, confirmó que Evo Morales había aceptado la propuesta de asilo político que López Obrador le había ofrecido horas posteriores a sugerencia de renuncia a la presidencia de Bolivia; permitiendo la salida del país del presidente. Se registraron daños a la vivienda de Evo Morales, así como de sus familiares y políticos aliados. En ausencia del presidente y del vicepresidente, el día 12 de noviembre, la entonces segunda vicepresidenta de la cámara de senadores Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta del Estado en medio de una sesión legislativa sin quórum. Algo no previsto en el orden constitucional pero que fue avalado por un comunicado del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia. El día 20 de noviembre de 2019, diputados del partido MAS presentaron un proyecto de ley excepcional para las elecciones nacionales y subnacionales ante la cámara de Senadores, hecho que, según algunos medios, representó un reconocimiento de la gestión transitoria de Jeanine Áñez, conforme a la siguiente cita en el documento: «La investidura de la actual Presidenta del Estado, Jeanine Añez, surge de la sucesión constitucional, determinando como objetivo principal de su mandato, la convocatoria a elecciones generales del país, configurando inequívocamente su razón de legitimidad en el cumplimiento de este cometido, inexcusable por su naturaleza transitoria». El 4 de diciembre de 2019, la OEA publicó su informe final relacionado con las elecciones del 20 de octubre, detallando lo que llamaron tácticas "deliberadas" y "maliciosas" para arreglar esas elecciones a favor del presidente Evo Morales. Dos análisis independientes posteriores de los datos electorales de distintas fuentes criticaron el informe de la OEA. El Center for Economic and Policy Research (CEPR), un think tank con sede en Washington D.C., cuestionó las conclusiones. La OEA defendió sus resultados. El New York Times también criticó el informe de la OEA. La Misión Técnica de Expertos Electorales de la Unión Europea publicó un informe llegando a conclusiones similares, declarando que sus observadores detectaron «numerosos errores e irregularidades en las actas electorales» y describiendo que «figuraban actas con un número inusualmente elevado de votos nulos, votos en blanco y una participación del ciento por ciento de los electores en una serie de mesas electorales». Entre los hechos represivos que desembocaron a causa de esta crisis destacan las masacres de Sacaba y Senkata, catalogadas como tales por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En agosto de 2021, un informe encargado por la OEA y realizado por expertos independientes en derechos humanos concluyó que el camino del gobierno de Añez hacia el poder vino acompañado de "irregularidades" y graves abusos de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.El 12 de marzo de 2021, la Fiscalía de Bolivia ordenó la detención Jeanine Áñez y varios de sus ministros acusados de los delitos de «sedición, terrorismo y conspiración», debido a su participación en los hechos de 2019, a los que la institución calificó como un «golpe de Estado». (es)
- Krisis pemerintahan Bolivia 2019 adalah sebuah krisis politik yang timbul dari peristiwa pengunduran diri Evo Morales dari kursi kepresidenan pada tanggal 10 November 2019. Setelah 19 hari aksi unjuk rasa dan kerusuhan sipil akibat perselisihan hasil pemilihan umum Bolivia pada tahun 2019, militer dan polisi Bolivia menyerukan pengunduran diri presiden Evo Morales. Morales mengundurkan diri pada hari yang sama, dan setelah beberapa pengunduran diri lain oleh politisi tingkat tinggi, beberapa pengamat mengungkapkan kekhawatiran akan keselamatan keluarga mereka. Wakil presiden kedua Senat dan senator oposisi Jeanine Áñez, mengambil alih sementara jabatan sebagai presiden pada 12 November. Morales meminta pendukungnya untuk menolak kepemimpinan Jeanine Áñez. Pada 11 November 2019, Menteri Luar Negeri Meksiko Marcelo Ebrard menawarkan Suaka politik kepada Morales, yang diterimanya pada hari berikutnya sebelum naik pesawat Angkatan Udara Meksiko ke Meksiko. Penyebutan istilah "kudeta" dan "revolusi" untuk peristiwa tersebut masih diperdebatkan, dimana beberapa akademis tidak setuju dengan penggunaan kedua istilah ini. Para akademisi mendesak masyarakat untuk mengenali kompleksitas suatu peristiwa alih-alih menyebarkan retorika yang bisa memecah belah masyarakat. (in)
- Crise política na Bolívia em 2019 ou crise pós-eleitoral na Bolívia em 2019 refere-se a uma crise política iniciada pelas manifestações que eclodiram em 20 de outubro, após a divulgação dos primeiros resultados das eleições gerais de outubro, que deram a vitória ao então presidente Evo Morales, reeleito no primeiro turno. Em 10 de novembro de 2019, a dezenove dias de protestos civis ocorridos após os controversos resultados eleitorais, reivindicações de novas eleições pelos manifestantes e líderes opositores de Morales e a divulgação de um relatório da Organização dos Estados Americanos (OEA) que alegava irregularidades no processo eleitoral, os sindicatos, as Forças Armadas e a polícia boliviana exigiram que o presidente Evo Morales se demitisse. Depois que o general tornou público o requerimento de demissão presidencial, Morales cumpriu, acompanhado de outras renúncias de vários políticos de alto escalão ao longo do dia, alguns citando temores pela segurança de suas famílias. O governo do México ofereceu asilo político a Morales no dia seguinte, o qual Morales aceitou um dia depois. Tanto Morales como o vice-presidente Álvaro García Linera e a presidente do Senado, Adriana Salvatierra, apresentaram a renúncia depois de denunciar hostilidades, agressões e ameaças contra suas famílias e as de outros servidores públicos e legisladores do governo. A segunda vice-presidente do Senado, a senadora da oposição Jeanine Áñez, assumiu o cargo de presidente em 12 de novembro, sendo a próxima na linha para a presidência depois que um vazio de poder foi deixado após uma série de renúncias. Isso não foi isento de controvérsias, pois sua nomeação inicial foi feita durante uma breve sessão legislativa que carecia de quórum, devido a um boicote do partido de Morales, o Movimento para o Socialismo (MAS). O Tribunal Constitucional Plurinacional da Bolívia confirmou a posse de Áñez no cargo como legítima e o partido no poder retornou a maioria dos membros para ambas as câmaras, com alguns assumindo postos importantes como líder do Senado. Eles também se comprometeram a trabalhar com o governo interino para novas eleições. Apesar do retorno de seu partido ao papel de governo, Morales pediu que o povo boliviano rejeitasse a liderança de Áñez. Ele e seus apoiadores argumentam que o evento foi um golpe de Estado. Políticos, acadêmicos e jornalistas internacionais ficaram divididos entre descrever o evento como um golpe de Estado ou uma revolta popular. (pt)
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